El primer posteo del mes de
agosto y lo voy a inaugurar con la primer parte de una trilogía que escribí, y que irán acompañadas con
ilustraciones del talentoso Shanka.
Espero que lo disfruten y estén
pendientes del blog para seguir leyendo las siguientes partes de esta historia y
lo que vendrá en futuras publicaciones.
Saludos Atte: Lord_vampiro
Casco Corintio
Un arqueólogo se había metido en el interior de unas cuevas
en Grecia. Estaba de vacaciones y disfrutaba del lugar explorando. Tal vez en
busca de un tesoro o un nuevo hallazgo que le dé fama y fortuna.
De repente observó una luz dorada en una
de las recamaras de la cueva. Por curiosidad decidió seguirla y pudo ver un pasaje subterráneo. Trató de romper las rocas con un pico que llevaba en su
mochila y, mientras golpeaba, un pasadizo se abrió dándole acceso a la
recamara. Descendió por ese lugar y descubrió un antiguo templo en ruinas. Una luz brillante le apuntaba a los ojos cuando notó un antiguo casco corintio reflejando varios rayos de luz que
se colaban por aperturas del lugar.
Se acercó al casco y, atraído por el brillo de la luz, decidió probárselo. En ese momento sintió como una fuerza comenzaba a absorberlo, cerró los ojos mientras duró esa
experiencia y al abrirlos pudo ver
que no había salido del templo, pero la diferencia era que hasta ese momento no había podido verlo en todo su
esplendor.
Confirmó que pertenecía
a Apolo y vio devotos implorándole ayuda y rezándole al dios del Sol. Intentaba moverse pero no podía, al menos no por voluntad propia, ya que su cuerpo se ponía en marcha.
Tenía un escudo en su brazo izquierdo y una espada en la
mano derecha, y también soldados que entraban corriendo a su lado. No
podía comprender las palabras que les decía un soldado de alto rango a las personas que estaban
allí dentro, pero parecía una advertencia.
El general le dio una orden y su cuerpo automáticamente se puso en
guardia.
Se quedaba haciendo tiempos con otros soldados hasta que de
repente escuchó horribles gritos de dolor, y sin dejar de empuñar su espada con fuerza
y observó hordas de criaturas que jamás había visto ingresando al
lugar. Trataba de recordar si pertenecían a alguno de los mitos conocido, pero no podía
identificarlos con nada.
Los movimientos
de esos monstruos eran torpes pero brutales, sus pieles eran de un color
grisáceo y no sabía si eran de carne o de piedra. Sus compañeros comenzaban a caer y uno de
esos monstruos se acercó a su posición. Quería gritar, pero no podía, y sentía
como su cuerpo trataba de protegerse con el escudo.
Las mandíbulas de la bestia mordieron el escudo y por
instinto lo dejó caer. La criatura estaba a punto de devorarlo. El arqueólogo comenzaba a sentir un gran pánico recorriendo su espina, veía las
cosas en cámara lenta pero en el momento en que iba a ser devorado sintió que controlaba el cuerpo y podía atravesar con su espada la piel de la bestia. Tras hacerle un violento corte ascendente, ese monstruo quedo muerto en el
suelo.
Cayó en la cuenta de que podía mover su cuerpo y al observar que varias criaturas seguían ingresando al
lugar tomó carrera en busca de una salida. Vio que unas personas
que rezaban se escabullían por una apertura en la cueva y se apuró en llegar a ese lugar.
Finalmente, todo estaba detenido y ni
los monstruos ni los ciudadanos se movían. Atravesó un pasillo viendo la luz al final y respiró aliviado por llegar a la salida. Escuchó fuertes sonidos mezclados con gritos de dolor y los horripilantes alaridos de
las criaturas. Caminó por el
terreno abierto, viendo a lo
lejos como se acercaba una silueta en su dirección...
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